SEAMOS MEJORES MAESTROS: 1 al 7 de Abril 2019 - Historia y Ayuda Teocrática

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jueves, 28 de marzo de 2019

SEAMOS MEJORES MAESTROS: 1 al 7 de Abril 2019

Discurso: ¿Reciben de manera misteriosa el don de la soltería quienes deciden quedarse solteros?




Discurso (5 mins. o menos): w12 15/11 20. Título: ¿Reciben de manera misteriosa el don de la soltería quienes deciden quedarse solteros? (th lecc. 12).

A través del tiempo, muchos siervos de Dios habían tomado la decisión de permanecer solteros y asi poder servir más en el servicio sagrado a Jehová, actualmente, muchos hermanos y hermanas, principalmente jóvenes, también deciden mantenerse solteros, para poder apoyar en los intereses del Reino.
A esta decisión se la conoce como “el don de la soltería” es decir, la capacidad de ser feliz manteniéndose soltero, veamos cómo se originó esta expresión.
Cuando los fariseos le preguntaron sobre el tema del divorcio, Jesús dejó muy clara la norma divina para los matrimonios, aunque, según la Ley, un hombre podía escribirle a su mujer un certificado de divorcio si descubría “algo indecente” en ella, pero Jesús declaró la norma divina al decir en Mateo 19:3-9.
Después, cuando sus discípulos escucharon lo que Jesús había dicho comenzaron a tener dudas sobre “Si tal es la situación del hombre con su esposa, no conviene casarse”, a lo cual su maestro contesto en los párrafos siguientes, Mateo 19:10-12.
Jesús hablo sobre los eunucos y las distintas clases que hay de ellos, un hombre podía ser eunuco de nacimiento o por haber sufrido algún accidente o mutilación, pero, también había quienes se hacían a sí mismos eunucos en el sentido de que, aunque podían casarse, dominaban sus deseos y permanecían solteros “por causa del reino de los cielos”.
Jesús mismo era de la última clase de eunucos, ya que asi el podía dedicarse al servicio del Reino.
Tiempo después, Pablo ahondo más en este tema, en lo que está escrito en 1 Corintios 7:32-38, Pablo explicó que aunque todos los cristianos, estén casados o no, pueden servir a Dios, pero en el caso del soltero que “está resuelto en su corazón” a no casarse “hará mejor”. ¿Por qué razón? Porque los casados deben dedicar parte de su tiempo y energías a complacer y cuidar a su cónyuge, mientras que los solteros pueden entregarse a servir al Señor sin tal obligación.
Por esta causa los solteros consideran esa oportunidad de servicio como un “don” de parte de Jehová Dios, no habían nacido con un don especial y tampoco lo habían recibido de ningún otro modo, en realidad hicieron lugar para ello, es decir, voluntariamente adquirieron ese don.
Así pues, el don de la soltería no es algo que el cristiano recibe de algún modo misterioso, sino algo que cultiva a fin de concentrarse por entero en los intereses del Reino. Muchos cristianos se han resuelto en su corazón a permanecer solteros por este motivo, y los demás hacen bien en darles encomio y apoyo.


Seamos mejores lectores y maestros (10 mins.): Análisis con el auditorio. Ponga el video Cómo hacer preguntas y analice la lección 4 del folleto Maestros.

Lección 4: Cómo introducir bien los textos bíblicos . Transcripción



¿Por qué es importante introducir bien los textos bíblicos?, porque las promesas de Dios que encontramos en su palabra la Biblia, tienen mucho poder. Hebreos 4:12 dice: “la palabra de Dios es viva, y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón”. Sí, la Palabra de Dios puede llegar al corazón de las personas. Así que siempre debe basarse en ella al enseñar a otros. Pero antes, usted debe hacer algo para que los oyentes le presten atención cuando lea el texto bíblico, ¿Qué puede hacer?, diga por qué va a leer el texto, destaque que la Biblia es la Palabra de Dios y diga algo que motive a sus oyentes a leer el versículo. En la siguiente escena, fíjese en si el orador hace alguna de estas cosas:
“Vamos a leer Salmo 55:22, aunque hemos leído muchas veces este versículo, leámoslo de nuevo: ‘Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo’.”
Aunque en el salón del Reino seguro que todos buscaron el texto, porque el orador se lo pidió, el auditorio no sabía por qué iban a leerlo, y el hermano no les explicó por qué su contenido debería interesarles, ¿Cómo podría introducir bien el texto bíblico?, hay varias maneras de hacerlo. Primero, planteando una pregunta que el texto responda, veamos cómo lo hace:
“Cuando tenemos un problema tan grave que no podemos pensar en otra cosa, ¿qué podemos hacer?, encontramos la respuesta en Salmo 55:22”
O, podría plantear un problema que el texto ayude a resolver:
“Imagine que su cónyuge o un buen amigo ha hecho o dicho algo que le ha dolido mucho. La Biblia nos dice en Romanos 12:17 y 18 como no deberíamos reaccionar, vamos a leerlo”
También puede captar la atención de los oyentes con un principio bíblico que el relato enseñe:
“Podemos ahorrarnos muchos problemas si seguimos la guía divina. Busquemos 2 de Samuel 6:2-7 y veamos qué sucedió cuando David no siguió las instrucciones sobre cómo transportar el arca del pacto”
¿Qué más puede hacer para introducir los textos bien, sobre todo al dirigirse a quienes no son testigos? Use la Palabra de Dios como autoridad. Vea la siguiente escena y piense cómo podría la publicadora despertar aún más el interés de la persona por el texto:
“¿Habrá siempre maldad y delincuencia?, David nos da la respuesta aquí en Salmo 37:10 y 11”
La publicadora despertó el interés por el texto que iba a leer haciendo una pregunta, y dijo acertadamente que David lo escribió. Aunque no está mal mencionar el nombre del escritor bíblico, en este caso, la persona quizás pensó: “¿Quién es David?”; y aunque supiera quién fue David, quizás pensó que solo era la opinión de un hombre. Veamos que podría decir la hermana para lograr que la persona confíe en lo que dice el texto que le va a leer.
“¿Habrá siempre maldad y delincuencia?, la palabra de Dios nos da la respuesta aquí en Salmo 37:10 y 11”
Así que antes de leer un texto, no se limite a decir a sus oyentes dónde pueden encontrarlo y a pedirles que sigan la lectura. Diga por qué razón lo va a leer, y diga algo para que sus oyentes deseen leerlo. Sobre todo al hablar con no testigos, destaque siempre que la Biblia es la Palabra de Dios. Haciendo esto preparará la mente de sus oyentes para las importantes palabras que les leerá.
 

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