Discurso (5 mins. o menos): w10 1/9 23, 24. Título: ¿Por qué debemos
confesar nuestros pecados, y a quién? (th lecc. 14).
Todo estamos dotados de una
conciencia, cuando cometemos un pecado, pueda que nos sintamos preocupados y
angustiados, ya que, cuando pecamos perjudica nuestra relación con quienes nos
rodean y con Jehová Dios, cuando llegamos a tal punto en la cual nuestra
conciencia nos molesta por el acto que hemos cometido, ¿Qué debemos hacer?, en
este discurso analizaremos dos preguntas que nos ayudaran en esta situación,
primeramente, ¿Ante quien debemos confesar nuestros pecados?
La respuesta la encontramos en 1 Juan 1:9, estas palabras se
refieren al único que es capaz de proveer perdón por los pecados, Jehová Dios, si
confesamos nuestro error a él, debemos estar dispuestos a abandonar la practica
por la cual pecamos.
Para ello contamos con un modelo bíblico, ya que se aconsejó lo siguiente
en Santiago 5:16, estos hombres justo a los que podemos acudir son los
ancianos, quienes nos pueden ayudar en la situación que nos encontramos, aunque
ninguno de ellos puede extender perdón de pecados, ayudan al pecador a
reconocer la magnitud y la importancia del arrepentimiento, ya que son los
capacitados a corregir y disciplinar.
Para ver la importancia por la
cual debemos confesar nuestros pecados se encuentra en Santiago 5:14, 15; aquí se nos vuelve a animar a acudir a nuestros
ancianos quienes son los encargados de velar por la salud y bienestar de todos
los miembros de la congregación, saben que deben hacer algo más a fin de sanar
“al indispuesto”, es decir, al que sufre de una enfermedad espiritual.
Analicemos dos aspectos que menciona Santiago.
En primer lugar tienen que
untarlo en aceite, o en otras palabras, usar el poder sanador de la palabra de
Dios, usando hábilmente la Biblia para dar consejo a quien ha enfermado
espiritualmente, ayudándolos a identificar el problema y ayudándolos a tomar
las medidas para corregir su mal proceder.
Y también hacer uso de las
oraciones, aunque no alteran la justicia de Dios, son de vital importancia cuando
se quiere obtener su ayuda y nos lamentamos de nuestro mal proceder y haceos
obras de arrepentimiento.
En conclusión, cuando confesamos
nuestros pecados, es para volver a obtener la aprobación de Dios, cuando
resolvemos los problemas, nos humillamos ante Jehová y le pedimos perdón, él
nos concederá su favor y su bendición y disfrutaremos de una buena conciencia.
Seamos mejores lectores y maestros (10 mins.): Análisis con el
auditorio. Ponga el video Cómo usar bien las ayudas visuales y analice la
lección 10 del folleto Maestros.
Lección 9: Modular la voz. Transcripción
Vea el Video en: Lección 10: Cómo modular la voz
Usted está en el Salón del Reino
a punto de dar un discurso público, ¿le prestará atención el auditorio?; mucho dependerá
de su introducción. Las introducciones eficaces captan la atención, indican con
claridad el tema y muestran por qué es importante ese tema para los oyentes.
Veamos como empieza este hermano su discurso:
“Como dijo el presidente de la
reunión, vamos a hablar de la muerte, y de cómo nos afecta a cada uno de
nosotros, leamos un texto, Eclesiastés 9:5”
Entonces, ¿qué le parece?, ¿indicó
con claridad el tema?, sí; ¿captó la atención?, no mucho; ¿mostró por qué es
importante el tema?, no; ¿de qué otra manera podría presentarlo?, veamos:
“A lo largo de la historia, nadie
ha escapado de las garras de la muerte, ¿cuántas vidas quedan truncadas por
culpa de enfermedades y otros sucesos inesperados? Si usted ha perdido a un ser
querido, sin duda sabe cuánto dolor causa la muerte; ¿cómo es posible que algo
que duele tanto sea una parte natural de la vida? La Biblia es la única que nos
explica por qué morimos, a dónde vamos cuando morimos y cómo se vencerá a la
muerte. Analicemos estos tres puntos”
Estos principios sirven para
presentar discursos sobre cualquier tema. Ahora bien, ¿cómo hacer una buena introducción
al predicar? Recuerde que en la mayoría de los casos, la persona no lo conoce,
así que intente no asustarla, preséntese lo antes posible. A fin de averiguar
qué puede interesarle, fíjese en su entorno y en lo que está haciendo. Podría
comenzar haciéndole una pregunta o un breve comentario sobre esas cosas. Veamos
un ejemplo:
“-Hola, me llamo Ana, vengo a
hablarle del propósito de Dios para el futuro. Vea lo que dice la Biblia.
-Lo siento, pero estoy ocupada”
¿Fue eficaz la introducción? La
señora no quiso conversar, así que es obvio que la introducción no captó su atención.
¿Cómo podría la publicadora haber empezado la conversación?:
“-Buenos días, ¡tiene un jardín
precioso!, seguro que le da mucho trabajo
-Ni se imagina
-Pero el esfuerzo ha valido la
pena
-Gracias
-Por cierto, me llamo Ana, y ella
es Inés
-Hola, soy Emily
-Emily, se nota que dedica mucho
tiempo a cuidar de su jardín; y nuestro Creador, ¿se preocupará tanto por el
planeta como usted por su jardín?”
Como la publicadora tomó en
cuenta lo que le interesaba a la persona, aumentaron las posibilidades de
iniciar una conversación y hablar sobre el Reino. Lo mismo puede hacerse en las
zonas urbanas, donde la gente espera que vayamos al grano. En esos casos trate
de incluir una pregunta o un comentario que haga pensar a la persona.
Las introducciones eficaces son
el primer paso para tener conversaciones provechosas sobre las buenasnoticias
del Reino.
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