Seamos mejores lectores y maestros (10 mins.): Análisis con el
auditorio. Ponga el video Cómo hacer una buena introducción y analice la
lección 1 del folleto Maestros.
Lección 1. Hacer una buena
introducción. (Hechos 17:22) Transcripción
Vea el Video en: Lección 1: Cómo hacer una buena introducción
Usted está en el Salón del Reino a
punto de dar un discurso público, ¿Le prestará atención el auditorio?; mucho dependerá
de su introducción, las introducciones eficaces captan la atención, indican con
claridad el tema y muestran por qué es importante ese tema para los oyentes.
Veamos como empieza este hermano su discurso:
“Como dijo el presidente de la
reunión, vamos a hablar de la muerte, y de cómo nos afecta a cada uno de
nosotros, leamos un texto, Eclesiastés 9:5”
Entonces, ¿Qué le parece?: ¿Indicó
con claridad el tema?, sí; ¿Captó la atención?, no mucho; ¿Mostró por qué es
importante el tema?, no; ¿De qué otra manera podría presentarlo?, veamos:
“A lo largo de la historia, nadie
ha escapado de las garras de la muerte, ¿cuántas vidas quedan truncadas por
culpa de enfermedades y otros sucesos inesperados? Si usted ha perdido a un ser
querido, sin duda sabe cuánto dolor causa la muerte; ¿cómo es posible que algo
que duele tanto sea una parte natural de la vida? La Biblia es la única que nos
explica por qué morimos, a dónde vamos cuando morimos y cómo se vencerá a la
muerte. Analicemos estos tres puntos”
Estos principios sirven para presentar
discursos sobre cualquier tema. Ahora bien, ¿Cómo hacer una buena introducción
al predicar? Recuerde que en la mayoría de los casos, la persona no lo conoce,
así que intente no asustarla, preséntese lo antes posible. A fin de averiguar
qué puede interesarle, fíjese en su entorno y en lo que está haciendo. Podría
comenzar haciéndole una pregunta o un breve comentario sobre esas cosas. Veamos
un ejemplo:
“-Hola, me llamo Ana, vengo a
hablarle del propósito de Dios para el futuro. Vea lo que dice la Biblia.
-Lo siento, pero estoy ocupada”
¿Fue eficaz la introducción? La
señora no quiso conversar, así que es obvio que la introducción no captó su atención.
¿Cómo podría la publicadora haber empezado la conversación?:
“-Buenos días, ¡tiene un jardín
precioso!, seguro que le da mucho trabajo.
-Ni se imagina.
-Pero el esfuerzo ha valido la
pena.
-Gracias.
-Por cierto, me llamo Ana, y ella
es Inés.
-Hola, soy Emily.
-Emily, se nota que dedica mucho
tiempo a cuidar de su jardín; y nuestro Creador, ¿Se preocupará tanto por el
planeta como usted por su jardín?”
Como la publicadora tomó en
cuenta lo que le interesaba a la persona, aumentaron las posibilidades de
iniciar una conversación y hablar sobre el Reino. Lo mismo puede hacerse en las
zonas urbanas, donde la gente espera que vayamos al grano. En esos casos trate
de incluir una pregunta o un comentario que haga pensar a la persona.
Las introducciones eficaces son
el primer paso para tener conversaciones provechosas sobre las buenas noticias
del Reino.
Discurso
Presione aquí para ver la Asignación
Discurso (5 mins. o menos): w10 1/2 13 párr. 2 - 14 párr. 2. Título:
¿Tienen que guardar un día de descanso semanal los cristianos? (th lecc. 1).
INTRODUCCIÓN: En muchas partes del mundo, miles de personas se adhieren
a una tradición que consiste en descansar un día a la semana, generalmente eso
se realiza durante el fin de la misma, en algunos casos muchas personas creen
que la observancia de un día de descanso semanal es un mandato divino.
De hecho, hay quienes afirman que es mandamiento más importante de la ley
o que es fundamental para conseguir la salvación eterna, de modo que, debido a
esto surge la pregunta si nosotros, los cristianos también debemos guardar un día
de descanso.
Dado que Cristo cumplió la Ley,
¿están obligados los cristianos a guardar un día de descanso semanal?
El apóstol Pablo dijo: “Que nadie los juzgue en el comer y beber, o
respecto de una fiesta, o de una observancia de la luna nueva, o de un sábado;
porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad
pertenece al Cristo” (Colosenses 2:16, 17).
Estas palabras inspiradas denotan
un gran cambio en los requisitos de Dios para sus siervos. ¿A qué obedece
este cambio? A que los cristianos están bajo una nueva ley, “la ley del
Cristo” (Gálatas 6:2). La Ley de Moisés quedó abolida cuando Jesús, al
morir, la cumplió por completo (Romanos 10:4; Efesios 2:15). ¿Dejó de estar
vigente también el mandamiento de guardar el sábado? Sí. Pablo dijo: “Hemos
sido desobligados de la Ley”, y a continuación pasó a referirse a uno de los
Diez Mandamientos (Romanos 7:6, 7). De modo que los Diez Mandamientos
—incluido el del sábado— son parte de la Ley que fue abolida. Por eso, los
cristianos ya no están obligados a observar el sábado, o día de descanso
semanal.
La transición de un sistema de
adoración israelita a uno cristiano se podría ilustrar con el cambio de constitución
en un país. Una vez establecida la nueva constitución, ya no se exige que
se obedezca la anterior. Puede que algunas leyes no hayan cambiado, pero
otras sí. El buen ciudadano querrá saber cuándo entró en vigor la nueva
constitución y cuáles son las leyes vigentes.
De modo parecido, Jehová dio a la
nación de Israel más de seiscientas leyes. Además de las principales, los Diez
Mandamientos, promulgó leyes sobre la moralidad, los sacrificios, la salud y la
observancia del sábado. No obstante, Jesús habló de una nueva “nación”, la
cual estaría constituida por sus seguidores ungidos (Mateo 21:43). Esta nación
ha estado desde el año 33 bajo una nueva “constitución” que se basa en dos leyes
fundamentales: amar a Dios y amar al prójimo (Mateo 22:36-40). Si bien en
la Ley mosaica hay leyes parecidas a las de “la ley del Cristo”, es lógico
esperar que algunas sean muy distintas y que otras hayan quedado sin efecto.
La de observar un sábado semanal es una de las que ya no están
vigentes.
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