Semana del 7al 13 de Enero 2019: “Jehová nos enseñó a educar a nuestros hijos” - Historia y Ayuda Teocrática

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miércoles, 9 de enero de 2019

Semana del 7al 13 de Enero 2019: “Jehová nos enseñó a educar a nuestros hijos”

Semana del 7 al 13 de Enero 2019: “Jehová nos enseñó a educar a nuestros hijos”


“Jehová nos enseñó a educar a nuestros hijos” TRANSCRIPCIÓN


Ulla: Desde pequeña, siempre fui religiosa, mi sueño era casarme con un hombre que fuera creyente y que juntos adoráramos a Dios, y lleváramos una vida tranquila. La vida con mis padres no era así. Mis hermanos y yo nos llevábamos mejor con la sirvienta que con nuestra madre.
Abilio: Mi padre era un hombre muy distante, siempre estaba ocupado con el trabajo y sus amigos. Ulla y yo nos casamos en 1971 en París, en Francia.
Ulla: Nos bautizamos en 1974.
Abilio: Me di cuenta de que no sabía cómo educar a mis hijos, así que empecé a poner en práctica los consejos de la Biblia. Si quería enseñarles las cosas bien, primero tenía que entenderlas yo para poder explicárselas de la manera como a Dios le gusta.
Ulla: En 1976, nos mudamos a Portugal a un lugar de más necesidad. Para entonces, nuestro hijo mayor tenía cuatro años y medio, María tenía tres y medio, y Benjamín, uno y medio.
Hijo: Recuerdo cuando llegamos; vivíamos en una zona rural.
Hija: Éramos pocos en la congregación, así que teníamos que participar aunque fuéramos pequeños.
Hijo: Estaba claro que nuestros padres ponían los intereses espirituales en primer lugar, y no solo nos decían que teníamos que hacer lo mismo, sino que nos mostraban cómo hacerlo.
Hija: No hablábamos de Jehová y de temas espirituales solo cuando nos sentábamos a estudiar en familia. Recuerdo que, al volver caminando de las reuniones, nos ayudaban a encontrar constelaciones en el cielo y empezábamos a hablar de Jehová.
Abilio: Deuteronomio, en el capítulo 6, dice que aprovechemos cualquier oportunidad de hablar con nuestros hijos. Es bueno hablarles de Dios y ayudarlos a ver que es real y que las cosas que nos  rodean están relacionadas con él, por eso quería enseñarles mucho, para que vieran que las cosas de Dios no son aburridas, sino que nos dan alegría.
Hijo: Claro, no éramos perfectos, yo me equivocaba muchas veces. Pero ellos jamás me dijeron: “Tienes que hacer esto porque sí”. Siempre trataban de explicarnos las razones, las que da la Biblia.
Abilio: A mí me criaron así, mis padres nos imponían leyes: “Haz esto, tienes que hacer lo otro porque yo lo digo”. Pero llegué a entender que, incluso en la Biblia, Dios no se limita a dictar leyes, sino que las explica. Da muchas razones, da razones para todo. Tengo que admitir que, al enseñar a mis hijos, yo mismo aprendí mucho también.
Hija: Nunca sentimos que nos obligaban a ir a las reuniones o que teníamos que salir a predicar porque sí. Siempre trataban de motivarnos.
Hijo: Por ejemplo, recuerdo cuando él me regaló una Biblia nueva y escribió en ella: “Que este libro siempre sea la fuerza que te impulse en la vida”.
Hijo: Varias veces me dijo: “Nunca, nunca te rindas en tu servicio a Dios. Jehová es tu Padre, y debes servirle toda tu vida”.
Abilio: El Dios todopoderoso tiene hijos que no quieren obedecerle, como podría pasarle a cualquier padre, pero él no obliga a nadie, respeta mucho nuestra libertad de tomar decisiones. Nosotros también queríamos que nuestros hijos decidieran qué hacer con su vida. Siempre pensé que no me pertenecían, eran en realidad de Jehová, que los había puesto en nuestras manos, a nuestro cuidado. Y, una vez que hiciéramos nuestra labor, debíamos dejarlos “volar”.
Hijo: Mis padres siempre nos animaron a ponernos la meta de servir de tiempo completo, aunque para ello tuviéramos que mudarnos lejos de casa.
Hija: Mi esposo y yo servimos de misioneros en Kláipeda, en Lituania.  Sé que voy a estar agradecida toda la eternidad por haber usado mi juventud para servir a Jehová, por no haber malgastado esos años haciendo cosas para este mundo.
Hijo: Mi esposa y yo servimos en la sucursal de Portugal. Si Jehová está feliz, y si mis padres están felices, yo también lo estoy. No me cabe duda de que les agrada lo que hacemos. Están contentos por ello.
Abilio: Estamos felices de que nuestros hijos estén dándole lo mejor al Creador y sean para él un motivo de alegría. Jehová se lo merece.
Ulla: Por supuesto, extrañamos a nuestros hijos y nos gustaría que estuvieran cerca, pero nos alegra que puedan servir a Jehová de la manera como lo están haciendo.

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