“Jehová nos enseñó a educar a nuestros hijos” TRANSCRIPCIÓN
Ulla: Desde pequeña, siempre fui religiosa, mi sueño era casarme
con un hombre que fuera creyente y que juntos adoráramos a Dios, y lleváramos
una vida tranquila. La vida con mis padres no era así. Mis hermanos y yo nos
llevábamos mejor con la sirvienta que con nuestra madre.
Abilio: Mi padre era un hombre muy distante, siempre estaba ocupado
con el trabajo y sus amigos. Ulla y yo nos casamos en 1971 en París, en
Francia.
Ulla: Nos bautizamos en 1974.
Abilio: Me di cuenta de que no sabía cómo educar a mis hijos, así
que empecé a poner en práctica los consejos de la Biblia. Si quería enseñarles
las cosas bien, primero tenía que entenderlas yo para poder explicárselas de la
manera como a Dios le gusta.
Ulla: En 1976, nos mudamos a Portugal a un lugar de más necesidad. Para
entonces, nuestro hijo mayor tenía cuatro años y medio, María tenía tres y
medio, y Benjamín, uno y medio.
Hijo: Recuerdo cuando llegamos; vivíamos en una zona rural.
Hija: Éramos pocos en la congregación, así que teníamos que
participar aunque fuéramos pequeños.
Hijo: Estaba claro que nuestros padres ponían los intereses
espirituales en primer lugar, y no solo nos decían que teníamos que hacer lo
mismo, sino que nos mostraban cómo hacerlo.
Hija: No hablábamos de Jehová y de temas espirituales solo cuando
nos sentábamos a estudiar en familia. Recuerdo que, al volver caminando de las
reuniones, nos ayudaban a encontrar constelaciones en el cielo y empezábamos a hablar
de Jehová.
Abilio: Deuteronomio, en el capítulo 6, dice que aprovechemos
cualquier oportunidad de hablar con nuestros hijos. Es bueno hablarles de Dios
y ayudarlos a ver que es real y que las cosas que nos rodean están relacionadas con él, por eso
quería enseñarles mucho, para que vieran que las cosas de Dios no son
aburridas, sino que nos dan alegría.
Hijo: Claro, no éramos perfectos, yo me equivocaba muchas veces. Pero
ellos jamás me dijeron: “Tienes que hacer esto porque sí”. Siempre trataban de
explicarnos las razones, las que da la Biblia.
Abilio: A mí me criaron así, mis padres nos imponían leyes: “Haz
esto, tienes que hacer lo otro porque yo lo digo”. Pero llegué a entender que,
incluso en la Biblia, Dios no se limita a dictar leyes, sino que las explica.
Da muchas razones, da razones para todo. Tengo que admitir que, al enseñar a
mis hijos, yo mismo aprendí mucho también.
Hija: Nunca sentimos que nos obligaban a ir a las reuniones o que
teníamos que salir a predicar porque sí. Siempre trataban de motivarnos.
Hijo: Por ejemplo, recuerdo cuando él me regaló una Biblia nueva y
escribió en ella: “Que este libro siempre sea la fuerza que te impulse en la
vida”.
Hijo: Varias veces me dijo: “Nunca, nunca te rindas en tu servicio
a Dios. Jehová es tu Padre, y debes servirle toda tu vida”.
Abilio: El Dios todopoderoso tiene hijos que no quieren obedecerle,
como podría pasarle a cualquier padre, pero él no obliga a nadie, respeta mucho
nuestra libertad de tomar decisiones. Nosotros también queríamos que nuestros
hijos decidieran qué hacer con su vida. Siempre pensé que no me pertenecían,
eran en realidad de Jehová, que los había puesto en nuestras manos, a nuestro
cuidado. Y, una vez que hiciéramos nuestra labor, debíamos dejarlos “volar”.
Hijo: Mis padres siempre nos animaron a ponernos la meta de servir
de tiempo completo, aunque para ello tuviéramos que mudarnos lejos de casa.
Hija: Mi esposo y yo servimos de misioneros en Kláipeda, en
Lituania. Sé que voy a estar agradecida
toda la eternidad por haber usado mi juventud para servir a Jehová, por no
haber malgastado esos años haciendo cosas para este mundo.
Hijo: Mi esposa y yo servimos en la sucursal de Portugal. Si Jehová
está feliz, y si mis padres están felices, yo también lo estoy. No me cabe duda
de que les agrada lo que hacemos. Están contentos por ello.
Abilio: Estamos felices de que nuestros hijos estén dándole lo mejor
al Creador y sean para él un motivo de alegría. Jehová se lo merece.
Ulla: Por supuesto, extrañamos a nuestros hijos y nos gustaría que
estuvieran cerca, pero nos alegra que puedan servir a Jehová de la manera como
lo están haciendo.
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