Seamos mejores lectores y maestros (10 mins.): Análisis con el
auditorio. Ponga el video Cómo hablar con naturalidad y analice la lección 2
del folleto Maestros.
Lección 2: Cómo hablar con
naturalidad. Transcripción
Vea el Video en: Lección 1: Cómo hacer una buena introducción
¿Cómo hablar con naturalidad?, siendo usted mismo y expresándose con
sinceridad, así transmitirá lo que siente. Tal vez parezca sencillo, pero puede
ser todo un reto si está nervioso. Estos cuatro pasos pueden ayudarlo: orar,
prepararse bien, hablar con el corazón y mirar a sus oyentes. Es importante que
lo haga tanto al discursar como al predicar. Estas escenas de la predicación
pública nos muestran por qué:
“-Llévese lo que quiera, es gratis
-Ehh, no, está bien, quizás otro día”
¿Pudo haber sido el hermano un poco más amigable? Al menos, pudo haber
mirado a la persona a los ojos. ¿Qué indicaron su postura, sus ademanes y sus
expresiones faciales?... Démosle otra oportunidad:
“-Buenos días
-Buenos días
-Puede llevarse lo que quiera
-Gracias…
-¿Cree que dejaremos de sufrir algún día?
-La verdad, no lo sé.
-Si tiene un momento, me gustaría mostrarle lo que dice la Biblia
-Bueno…”
Usar un tono amigable le permitió empezar una conversación. Eso
también es útil al discursar, intente usar sus propias palabras. Veamos estos
ejemplos:
“Cuando Jesús fue fijado en el madero en el 33 era común, difícilmente
parecía posible que alguna vez tuviera un Reino. Pero Él no había estado
proclamando noticias erróneas al predicar el Reino de Dios. Al tercer día de
haber sido fijado Jesús en el madero, el fundador del Reino se aseguró que los discípulos
de Jesús no estuvieran orando por un gobierno que no fuera posible. Jehová
resucitó a aquel que lo representaría en el Reino por el cual se oraba y lo
vistió de inmortalidad”
¿Pudo entender lo que decía el orador? Seguramente… ¿Era alimento
espiritual? Sí…. ¿Habló con naturalidad? No… Sonó como si estuviera leyendo de
un número antiguo de La Atalaya, de hecho, así fue. ¿Podía haber mirado más a sus oyentes? Sí… Veamos
ahora cómo el orador presenta la información en sus propias palabras:
“Jesús habló del Reino de Dios y enseñó a sus discípulos a pedir por ese
Reino. Pero cuando Él murió, en el año 33, sus discípulos quizás se preguntaron
si el Reino vendría realmente. Todas sus dudas desaparecieron tres días
después, cuando Jehová resucitó a su hijo, el futuro rey de ese Reino”
Una presentación sincera y natural es más atrayente, capta la atención
de los oyentes, hace que se sientan cómodos y logra que estén más dispuestos a
escuchar.
Discurso
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Discurso (5 mins. o menos): w06 1/6 12, 13. Título: Mantengamos un punto
de vista realista de nuestras limitaciones y de las de los demás (th lecc. 7).
Debido a la imperfección heredada
de Adán, todos nacimos imperfectos y por ende con limitaciones, todos quisiéramos
dar más en algún aspecto de nuestra vida, pero Romanos 3:23 menciona una realidad, dice…
Debemos que reconocer que muchos
aspectos sobre la gloria de Dios que no podemos entender, Jehová es el único que
puede mencionar que todo lo que él ha hecho es bueno, algo que nosotros no
podemos hacer.
De modo que, no debemos sentirnos
desanimados por eso, más bien, cuando reconocemos nuestras limitaciones, debe
ser un motivo para sentirnos satisfechos, pero también, debemos comprender y
aceptar que Jehová ve los asuntos en una manera superior.
Romanos 3:9 traduce pecado de la palabra griega que significa “errar
el blanco”, y para que lo entendamos mejor, imaginémonos que un deportista de
tiro con arco está en una competición y dispone de solo tres flechas, con la
primera falla un metro, con la segunda falla 20 centímetros y en el último
intento falla por una pulgada.
Naturalmente, tomos nosotros
llegamos a sentirnos decepcionados, igual que el arquero, a veces parece
que erramos por mucho, pueda que nos acerquemos al objetivo, pero no damos en
el blanco por asi decirlo, aunque pongamos todo nuestro empeño, parece que no
es suficiente, pero aun no acaba la historia de este arquero.
El arquero, claramente triste,
estaba por irse, pero el encargado del trofeo le da el trofeo y le dice: “Quiero
entregarte esto porque eres una persona agradable y te has esforzado mucho para
lograr el trofeo”, el naturalmente se pone feliz y nosotros, también es motivo
de gozo, ya que nuestros esfuerzos por servirle a Dios conducen a la magnífica
recompensa que nos da, como menciona Romanos
6:23.
Nuestro trofeo es el don de vida
eterna perfecta, asi que no dejemos que nuestro “errar en blanco” nos desanime,
sino más bien, alegrarnos porque estamos esforzándonos por lograrlo, por eso,
si conservamos ese punto de vista, nos sentiremos mejor con nosotros mismos y
con quienes nos rodean.
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