José María Sánchez Cázares –
Superintendente de Circuito
Yo conocí a Jehová desde niño y
desde niño he tenido que luchar para mantener una buena conducta delante de
Jehová. No es fácil para mí el mantener la calma, mantener la tranquilidad.
Una situación que me pasó al
llegar al país, un hermano no me trató así con tanta amabilidad, ni me recibió
con mucha hospitalidad y eso me hizo sentir así rencor hacia al hermano. Finalmente
un día que él me habló y yo no le contesté de manera tan amable.
Mi esposa me tuvo que ayudar, me
dijo “mira es que el hermano pues es imperfecto igual que tú, no está bien que
sientas eso por él”. En ese momento me sentí muy mal, muy mal con Jehová.
La disciplina pues nunca es
motivo de gozo, especialmente cuando a uno lo tienen que rectificar algo que
uno no hizo bien. Cuando recibo una carta corrigiéndome desde la sucursal,
quizás en el momento tal vez no me sentí muy cómodo, pero el ponerme a pensar
que comportarme de acuerdo con la sabiduría de Jehová, eso va a traerme
bendiciones.
Me ayudó por supuesto la oración
a Jehová, los principios bíblicos y confiar en que él va a dar la dirección. Como el salmo dice, Jehová reconoce que somos
polvo.
He sentido como que Jehová me
dijera “hijo, pues te equivocas muy seguido y… pero te quiero, sé que puedes
servirme, sé que puedes salir adelante”.
No es imposible, porque Jehová ha
ayudado a todos sus siervos, todos, desde Abel hasta nuestra fecha, hasta
nuestros tiempos, todos los que le hemos servido somos personas imperfectas.
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