Busquemos perlas escondidas (10 mins.)
El instrumento de nivelar se puede usar para la buena construcción de un edificio o para verificar posteriormente su estructura. Jehová predijo que aplicaría a la Jerusalén descarriada dicho instrumento para poner al descubierto su iniquidad y causando la destrucción de aquella ciudad.
Las normas del verdadero derecho y de la justicia genuina revelarían quiénes eran realmente los siervos de Dios y quiénes no, lo que resultaría en vida o en destrucción.
- ¿Qué perlas espirituales ha encontrado sobre Jehová, el ministerio y otros temas en la lectura bíblica de esta semana?
2Re 20:7. Los higos comprimidos también tenían valor terapéutico. De ahí que se aplicaran como cataplasma a un divieso que puso en peligro la vida del rey Ezequías. Con todo, la recuperación del monarca se debió principalmente a la intervención de Dios.
2Re 20:8-11. Dios realizó para el enfermo rey Ezequías hacer que la sombra que avanzaba gradualmente, retrocediese y volviese a subir diez gradas. Es posible que en este pasaje se haga referencia a las gradas o grados de un cuadrante o reloj de sol, y no sería extraño que el padre de Ezequías poseyera tal dispositivo, o quizás hasta que lo hubiera obtenido de Babilonia.
2Re 20:13. El registro de las Escrituras dice que Ezequías se hizo altivo y cometió imprudencia al mostrar todo el tesoro de su casa y todos sus dominios a los mensajeros que el rey babilonio había enviado a Ezequías cuando se recuperó de su enfermedad, sin embargo, se humilló, y Dios fue bondadoso al permitir que dicha calamidad no aconteciese en sus días. Por eso si nos damos cuenta que nos estamos volviendo orgullosos, debemos hacer lo posible para cambiar de actitud.
2Re 20:20. Una de las sobresalientes hazañas de ingeniería de tiempos antiguos fue el acueducto de Ezequías. Iba desde el pozo de Guihón, al E. de la parte septentrional de la Ciudad de David, y seguía un curso en zigzag de 533 m. hasta el estanque de Siloam, en el valle de Tiropeón, al O. de la parte meridional de la Ciudad de David, pero dentro de un nuevo muro que se había añadido, el túnel se cavó en la roca desde ambos extremos, hasta encontrarse en el medio.
2Re 21:16. Fue la culpa de sangre de Manasés lo que finalmente selló la ruina de Judá. Además de su pecado por la adoración falsa, Manasés ‘llenó de sangre a Jerusalén de extremo a extremo’. Aunque Manasés después se arrepintió de su derrotero incorrecto, la culpa de sangre permaneció. Ni siquiera el reinado bueno de Josías, con su eliminación de toda idolatría, podría borrar la culpa de sangre que llevaba la comunidad desde el reinado de Manasés.
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