REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 26 de Diciembre de 2022 a 1 de Enero de 2023 - Historia y Ayuda Teocrática

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lunes, 26 de diciembre de 2022

REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 26 de Diciembre de 2022 a 1 de Enero de 2023

REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 26 de Diciembre de 2022 a 1 de Enero de 2023


Jehová valora mucho nuestras oraciones” (15 mins.): Análisis con el auditorio. Ponga el video No puedo vivir sin la oración.

 

Claudius Johnson: No puedo vivir sin la oración (transcripción)

La oración es muy importante. Antes de hacer cualquier cosa, le hago una oración a Jehová para pedirle su guía.

Nací en Panamá el 26 de marzo de 1923. Me bauticé en agosto de 1946 en Cleveland, Ohio. Y me hice precursor en enero de 1947. Hay algunos versículos de la Biblia que han sido muy importantes en mi vida. Uno de ellos es Salmo 55:22, que dice: “Arroja tu carga sobre Jehová, y él te sostendrá. Jamás permitirá que caiga el justo”.

Una prueba muy difícil fue presentarme ante las autoridades que decidirían si tenía que hacer el servicio militar. Me registré, porque así lo pedía la ley, y me dieron la clasificación 1-A. Tenía que hacer el servicio militar. Así que hablé con los hermanos del Departamento de Asuntos Legales y me dijeron que apelara la decisión porque yo era precursor regular. Tuve que presentarme ante la junta de reclutamiento, y me bombardearon con preguntas. Recuerdo que lo que ellos decían era que, como yo tenía un trabajo de media jornada, no podían darme la clasificación de ministro religioso de tiempo completo. Pero, como estaba dirigiendo unos 12 cursos de la Biblia en esa época, llevé copias de mis registros y se los mostré a la junta. Entonces el presidente de la junta me preguntó: “¿Nos está diciendo que si fuéramos a hablar con todas estas personas nos dirían que usted estudia la Biblia con ellos todas las semanas?”. Y yo dije: “Sí, señor”. Mientras analizaban mi caso, yo le rogaba a Jehová: “Por favor, ayúdalos a tomar la decisión correcta”. A los pocos días, me notificaron que ahora mi clasificación era la 4-D, es decir, la clasificación de ministro religioso. Enseguida hice una oración y dije: “Muchísimas gracias, Jehová”.

Cuando servía como superintendente de circuito en Cuba, pasé por situaciones difíciles con algunos soldados. Es complicado describir lo tensa que era la atmósfera en aquellos días. Los rebeldes sentían que podían dispararle a cualquier persona, incluso a la gente de Batista, el hombre que estaba al mando del país. No lo pensaban dos veces. Una vez, estuve visitando una congregación en una zona montañosa y, cuando acabó la visita, tomamos el autobús para volver. En el camino, dos soldados pararon el autobús y ordenaron a todos los hombres que se bajaran. Empezaron a mirarnos uno por uno y mandaron a todos de vuelta al autobús. Pero me miraron a mí y me dijeron: “Tú, quédate aquí”. Me apuntaron con un rifle y me preguntaron: “¿Quién eres tú?”. Yo les expliqué quién era, pero seguían apuntándome con el rifle. Uno de los soldados le dijo al conductor del autobús que se fueran sin mí. Me puse a orar con todas mis fuerzas a Jehová y recordé el texto de Proverbios 29:25: “Temblar ante los hombres es una trampa, pero el que confía en Jehová será protegido”. Entonces el conductor me defendió y dijo: “¡No me iré sin él! Este hombre es superintendente de circuito y toma siempre este autobús”. Eso me hizo sentir que Jehová me estaba ayudando con sus ángeles. Por eso siempre digo que no puedo vivir sin la oración. Es una de las cosas más importantes de mi vida.

Cuando regresé a Estados Unidos seguí sirviendo a tiempo completo, ahora como superintendente de circuito sustituto. Después, unos años más tarde, tuve que dejar el tiempo completo para cuidar de mi familia. Hacer este cambio para cumplir con la responsabilidad de ser padre no fue nada fácil porque llevaba casi toda mi vida en el tiempo completo. Pero tenía que confiar en Jehová.

Empezamos a predicar en las cárceles más o menos en mayo de 1974. Te da mucha satisfacción y mucha alegría ver cómo la Biblia tiene un efecto tan poderoso en las personas y ver a delincuentes darle un giro completo a su vida. La Biblia cambia la vida de las personas. Por eso siempre tuve el deseo de volver a ser precursor. Así que, cuando mi esposa falleció, sentí que era un buen momento para volver al servicio de tiempo completo. Entonces, en 1998, volví a ser precursor.

Jehová ha sido muy bueno conmigo. Ahora tengo 96 años y le doy las gracias a Jehová todos los días por la salud que tengo y por las fuerzas que me da para seguir sirviéndole.

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