REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 2 a 8 de Enero de 2023 - Historia y Ayuda Teocrática

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lunes, 2 de enero de 2023

REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 2 a 8 de Enero de 2023

REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 2 a 8 de Enero de 2023


¿Seremos humildes o altivos? (Snt 4:6) (15 mins.): Análisis con el auditorio. Ponga el video. Luego pregunte: ¿qué diferencias hay entre la humildad y la arrogancia?, ¿qué nos enseña el caso de Moisés? y ¿qué razones tenemos para seguir siendo humildes?

 

Kenneth Flodin: ¿Seremos humildes o altivos? (Sant. 4:6) (Transcripción)

Santiago 4:6 señala: “Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes”. La altivez se puede definir como orgullo acompañado de desprecio, altanería y arrogancia. La persona altiva se cree superior a los demás. En cambio, la humildad es lo contrario al orgullo y la arrogancia. La humildad y la altivez son características diametralmente opuestas. La humildad está aquí, y la altivez, en el otro extremo. ¿En dónde nos encontramos nosotros? Quizás en ninguno de los dos extremos, sino en un punto intermedio. Si Jehová tuviera un dispositivo para medir la humildad y la altivez, ¿hacia dónde se inclinaría la aguja en nuestro caso? ¿Estaría a la mitad? Esperamos que no. Quisiéramos que se inclinara un poco más hacia la humildad. Claro, somos imperfectos, pero queremos estar lo más lejos posible de la altivez. El texto de hoy dice que Jehová se opone a los altivos, pero que muestra bondad a los humildes. Ahora bien, la altivez no es solo una actitud.

• Vayamos al capítulo 7 de Marcos. Marcos 7:21, 22. Veamos cómo clasificó Jesús la altivez o altanería junto con otros rasgos y prácticas indeseables. Si no es solo una actitud, ¿entonces qué es? En Marcos 7:21, 22, Jesús dijo de  dónde se origina. Leamos: “Porque de dentro, del corazón de los hombres [o sea que es algo que emana del corazón], proceden razonamientos perjudiciales: fornicaciones, hurtos, asesinatos, adulterios, codicias, actos de iniquidad, engaño, conducta relajada, ojo envidioso, blasfemia, altanería, irracionalidad. Todas estas cosas inicuas proceden de dentro y contaminan al hombre”. Así que la altanería viene del corazón, de lo que somos en el interior; y es una característica muy mala.

• ¿Qué hay de la humildad? En algunas culturas antiguas se creía que las personas humildes eran los esclavos, las personas que recibían un trato humillante. Pero no hay que confundir la humildad con la humillación. Al contrario, la Biblia asegura que los humildes han de recibir honra y la aprobación de Dios. Con razón Proverbios 22:4 dice: “El resultado de la humildad [...] es riquezas y gloria y vida”... nada humillante o malo.

• Como ya dijimos, si Jehová tuviera un medidor, es probable que en nuestro caso la aguja no se inclinara totalmente ni hacia la humildad ni hacia la altivez. ¿Por qué? Porque, como cristianos dedicados, ninguno de nosotros es completamente altivo de corazón. Pero como somos imperfectos, tampoco podemos decir que somos los más humildes del mundo. Solo Jehová y Jesús son completamente humildes. Pero ¿podríamos ser humildes y aun así actuar a veces con altivez o arrogancia? Pensemos en Moisés. Jehová le dio mucha autoridad. Y es bien sabido que el poder, la autoridad o un puesto de responsabilidad pueden debilitar la humildad. Moisés demostró ser humilde una y otra vez. Por ejemplo, el relato del capítulo 11 de Números cuenta que Moisés reunió a 70 ancianos para que Jehová retirara de él parte de su espíritu y se lo diera a ellos. El versículo 25 dice que los 70 ancianos empezaron a actuar como profetas. En ninguna parte se dice que Moisés se pusiera celoso o que tratara de conservar toda su autoridad. Él era un hombre humilde. Y todos recordamos que su suegro le recomendó delegar en otros parte de sus tareas. Moisés no se opuso arrogantemente al consejo, sino que lo aceptó con humildad. Y hacia el final de su vida, cuando Jehová nombró a Josué como su sucesor, Moisés aceptó la decisión de manera humilde. Es más, animó al pueblo a apoyar a su nuevo líder. Así que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Moisés es un excelente ejemplo de humildad; pero no fue perfecto. Busquemos el capítulo 20 de Números. En cierta ocasión, el humilde Moisés se dejó provocar y actuó de manera altiva. Eso sucedió cuando no había agua para la asamblea de Israel y la gente comenzó a mostrar una actitud arrogante y rebelde. Leamos lo que dijeron, en Números 20:4: “¿Y por qué han traído ustedes a la congregación de Jehová a este desierto para que nosotros y nuestras bestias de carga muramos en él? ¿Y por qué nos han hecho subir de Egipto para traernos a este lugar malo? No es lugar de sementera e higos y vides y granadas, y no hay agua para beber”. Ellos hicieron enojar a Moisés, quien, por un instante, dejó de mostrar humildad. Leamos el versículo 9: “De modo que Moisés tomó la vara de delante de Jehová, tal como le había mandado. Después Moisés y Aarón convocaron a la congregación delante del peñasco, y él procedió a decirles: ‘¡Oigan, ahora, rebeldes! ¿Es de este peñasco de donde les sacaremos agua?’”, es decir, Aarón y él. Moisés se portó de manera arrogante. Es cierto que el pueblo, con sus palabras y actitudes, se había pasado de la raya. Pero Jehová notó que, en el caso de Moisés, la aguja del medidor de humildad y altivez de repente se inclinó hacia la altivez. El versículo 12 añade: “Más tarde Jehová dijo a Moisés y Aarón: ‘Porque ustedes no mostraron fe en mí para santificarme delante de los ojos de los hijos de Israel, por lo tanto ustedes no introducirán a esta congregación en la tierra que yo ciertamente les daré a ellos’”. A pesar de que, en el caso de Moisés, la aguja generalmente se encontraba inclinada hacia la humildad, a Jehová no le agradó que se moviera hacia la altivez, aunque solo fuera por un momento. Es bueno que nos demos tiempo para pensar en esta historia, pues es fácil dejar de ser humildes, especialmente si se nos ha dado cierta autoridad. Quizás recibamos una nueva responsabilidad en la congregación, en el circuito o en la sucursal. O tengamos alguna habilidad, o seamos muy buenos en algo, y nos colmen de halagos. O tal vez no estemos de acuerdo con la opinión de otra persona. ¿Seguiremos siendo humildes?

• Me encantó lo que mencionó La Atalaya para el público de febrero de 2013: “Lo que Jehová busca en sus siervos no es tanto su capacidad como su humildad”. El rey Saúl creía que su capacidad era más importante que su humildad. Se le había mandado no tomar botín de la tierra, pero no hizo caso. Según 1 Samuel 15:17, el profeta lo reprendió por lo que hizo y le recordó que, tiempo atrás, Saúl se sentía pequeño a sus propios ojos, es decir, era humilde. Entonces le preguntó: “¿A qué se debe, pues, que no obedeciste la voz de Jehová?”. Saúl trató de justificarse. Pero está claro que a Jehová no le agradó su actitud, pues en el versículo 23 le dijo: “La rebeldía es lo mismo que el pecado de adivinación, y el adelantarse presuntuosamente lo mismo que usar poder mágico y terafim. Puesto que tú has rechazado la palabra de Jehová, él [...] te rechaza de ser rey”. Es tal y como lo dice el texto de hoy: “Dios se opone a los altivos”. Por eso, esforcémonos siempre para que, en nuestro caso, la aguja se incline hacia la humildad.

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