REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 7 a 13 de Febrero 2022 - Historia y Ayuda Teocrática

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lunes, 7 de febrero de 2022

REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 7 a 13 de Febrero 2022

REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 7 a 13 de Febrero 2022



REUNIÓN DE ENTRE SEMANA VIDA Y MINISTERIO CRISITIANO: 7 a 13 de Febrero 2022

Jóvenes, hablen abiertamente con sus padres” (15 mins.): Análisis con el auditorio. Ponga el video Cuando eres adolescente: Cómo hablar con tus padres.

 

CUANDO ERES ADOLESCENTE: CÓMO HABLAR CON TUS PADRES (TRANSCRIPCIÓN)

ESTHER: Cuando era adolescente, sentía que no valía la pena hablar con mis papás porque sus gustos eran muy diferentes a los míos. Así que pensaba: “¿Para qué?”. Además, no quería que me vieran como una niña. Quería sentirme adulta y que me trataran de esa manera. Recuerdo que mi mamá venía a buscarme después de clase y siempre se interesaba en mí y me preguntaba: “¿Cómo te fue hoy? ¿Qué tal tus amigos? ¿Están bien? ¿Tienes mucha tarea?”. Pero yo sentía que se metía demasiado en mis cosas. Así que cuando mis papás trataban de hablar conmigo yo simplemente me ponía a escuchar mi música, los ignoraba y seguía haciendo mis cosas.

PARTIK: Mis padres se criaron en un ambiente muy diferente al mío. Crecieron en otro país y hablaban otro idioma. Eran otros tiempos. Cuando hablas con alguien que no domina muy bien tu idioma, a veces se te hace difícil explicarle cómo te sientes. Y a mí me pasaba eso. No lograba que mis padres entendieran cómo me sentía. Así que siempre que intentaba hablar con ellos terminaba muy frustrado. Y veía que no podía contarles mis sentimientos.

ESTHER: La primera vez que fui a la escuela de precursores aprendí mucho sobre Jehová. Por ejemplo, que es accesible, que es fácil hablar con él. Entonces pensé: “¿Es fácil hablar conmigo? ¿Soy igual en las reuniones y en la predicación que en mi casa?”. Y me di cuenta de que tenía que tratar mejor a mis papás.

PARTIK: Era como vivir en dos mundos diferentes. Uno era la escuela, con mis compañeros, donde sentía que si contaba algo me entendían. Y el otro, en casa, donde me encerraba en mí mismo. Ya no intentaba hablar con ellos; pensaba que no valía la pena. Trataba de arreglar los problemas a mi manera. Así que metía la pata muchas veces. Empecé a tener malas costumbres y todavía hoy lucho contra ellas. Creo que tendría que haberme esforzado por hablar más con ellos, por conversar y pedirles ayuda cuando lo necesitaba. Si hubiera contado con ellos, las cosas habrían ido mejor. Y ojalá lo hubiera hecho.

ESTHER: Jesús, que era perfecto y que era muy sabio, no tomaba decisiones él solo, sino que siempre buscaba la guía de su Padre. (Lucas 6:12) Y eso me hizo pensar: “Bueno, sí Jesús hacía eso, yo debería hacer lo mismo”. Algo que me ayudó mucho fue lo que dice Colosenses 4:6. Me di cuenta de que tenía que hablarle a mi familia con más cariño. Yo siempre estaba a la defensiva con mis papás. Por eso tenía que hacerles sentir que se podía conversar conmigo. Al principio fue un poco raro porque no estaba acostumbrada, y tampoco quería contarles nada que fuera demasiado personal. Así que pensé que podía preguntarles cosas a ellos: qué tal había estado su día, qué les había gustado de la reunión... (Filipenses 2:4) Intenté preocuparme más por ellos en vez de centrarme en mí misma. Eso nos ayudó a conversar más y a que se me hiciera más fácil contarles lo que sentía.

PARTIK: Estaba tan convencido de que mis padres no me entendían que ni me esforzaba por entenderlos. (1 Corintios 13:4, 5) Así que empecé a pensar en ellos, y me di cuenta de que ser padre da mucho trabajo. Desde que nací y por muchos años, mis padres hicieron cosas por mí todos los días. Y nunca me exigían que les diera las gracias o que hiciera algo por ellos. Se sacrificaban por mí. Y pensé: “Si yo tuviera que trabajar tanto por alguien, ¿cómo me sentiría si esa persona no me diera las gracias? (Lucas 6:31) ¿O cómo me sentiría si esa persona por la que hago tantas cosas ni siquiera me considerara su amigo?”.

ESTHER: Con el tiempo, cuando me fui haciendo mayor, la comunicación con mis papás fue mejorando. Me di cuenta de que escuchar su opinión, seguir sus consejos y siempre decirles lo que iba a hacer y adónde iba a ir demostraba que estaba madurando.

PARTIK: Hay veces en las que el corazón toma el control de tu vida y te lleva a donde él quiere. (Jeremías 17:9) Pero muchas veces se equivoca de camino y acabamos haciéndonos daño. Entonces pensamos: “Ojalá no hubiera hecho eso”. Pero los padres han vivido situaciones parecidas. Y nos dicen: “No dejes que tu corazón controle tu vida”.

ESTHER: Si pudiera viajar al pasado a cuando era adolescente, me diría que mi papá y mi mamá son como entrenadores, porque antes pensaba que lo único que hacían era criticarme y decirme lo que hacía mal. Pero en realidad solo están tratando de ayudarme y quieren que me vaya bien y que sea feliz. Ojalá lo hubiera entendido cuando era adolescente. Pero qué bueno que ahora lo tengo claro.

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